La Verdadera Historia de Cupido
Agosto,2009…
No está el mundo hecho para las románticas que asfaltan sus pulmones aspirando el humo de los cigarros. Una vez más sin trabajo, sin ganas de buscarlo y mucho menos de encontrarlo, me dirijo como cada día a la escuela y trato y trato de pensar que puedo hacer para ganar dinero extra por que hasta ahora no conozco a nadie que se alimente de aire.
En la puerta un cartel, prohibido fumar, a lo que viene a decir: “acábese su cigarro en la banqueta mientras se termina ese apestoso cigarro, pero más educado…”. Tuve que hacer caso a esa segunda lectura del cartel, y me esperé hasta consumirlo o que el tabaco me consuma a mí, lo que ocurra primero, y al terminarlo, encendí otro porque aún no tenía ganas de entrar. Mientras tanto, por esa puerta se veía un ir y venir de caras desconocidas (-al menos para mi- que soy verdaderamente anti social),sí, por fin una cara conocida!!!. Cupido, amigo mío desde mi infancia, y que tantas historias tan románticas y melosas me contaba al oído para que yo las viviera. Nos dimos un fuerte abrazo como dos hermanos que hace tiempo no se veían, y así era, casi no nos vemos desde que renuncié a enamorarme, desde la última vez que me enamoré. Estaba vestido de corbata y traje, muy lejos de la imagen desnuda que tuvo en tiempos pasados. Me invitó a tomar café y acepté, la escuela me prometió que no se movería de allí.
Llegamos a un pequeño café y nos sentamos en una esquina, en unos sillones de forma abstracta, café para dos porfavor. Cuéntame Cupido qué es de tu vida. No te voy a engañar, sonaron sus palabras tristes y melancólicas, casi tan amargas como el café que estábamos tomando, estoy en shock, en paro, ¿no me ves? , el amor se ha acabado, ya nadie se fija en las personas, sólo en los cuerpos, en el deseo sexual, las parejas ya se forman y se juntan solo para alimentar ese deseo, el amor se ha roto con el paso del tiempo, el sentido de las cosas se pierden. Dímelo a mí, interrumpí, ya nadie quiere romanticismo, sino ganar y ganar dinero.
En ese mismo instante, vimos un cartel en el que solicitaban una persona para atender, con promesas de altos ingresos, preguntamos y nos dieron el trabajo. Estábamos semitristes porque nos encontrábamos lejos de nuestra vocación real, enamorar, y semialegres porque había encontrado un trabajo que me iba a dar de comer. Nunca asistí. Pero nada nunca es malo del todo, ni los sueños se abandonan, a cada café, a cada refresco, cada ron o cada lo que se escriba una nota de amor que cupido me dictaba, para que el espíritu siguiese vivo, poco a poco, volveremos a los tiempos de antes.
Nos despedimos, fue un gusto volver a verlo. Me dejó una última nota: “No lo busques, llegará….”
14 Febrero 2010…
Gracias Cupido, cumpliste tu promesa
Gracias amor, te he encontrado.