25 agosto 2011

Mi mano derecha




A veces, aún en esta época buena, trato de dar unos pasos para atrás, no sé si por tomar impulso, por temor a ser (aunque sea, un poquito) feliz, o simplemente por las pequeñas subidas y bajadas que todos tenemos a veces. Y al retroceder, aunque sea eso, dos-tres pasos, me asusto, me da miedo que lo que estoy construyendo no sea más que un castillo de cristal en el aire, y que se haga añiicos.

Dice Galeano (que estuve leyendo gracias a la pequeñísimo acervo de libros de un familiar), en su libro "Días y noches de amor y de guerra":

Guerra de la calle, guerra del alma

Cada una de mis mitades no podría existir sin la otra. ¿Se puede amar la intemperie sin odiar la jaula? ¿Vivir sin morir, nacer sin matar?

En mi pecho, plaza de toros, pelean la libertad y el miedo.

En el mío, en mi cabeza más que en el pecho, pelea siempre la luz con la oscuridad, la locura con la sensatez, la enfermedad y la lucidez. Y aunque estoy en una fase luminosa, donde la mitad luz lleva las riendas, no puedo olvidar que la mitad tiniebla sigue detrás. Porque las dos son parte de mí.

Y a veces, no sé si por miedo, por costumbre o porque todos funcionamos así, una ráfaga de aire frío me recuerda que no todo es la calidez que ahora me envuelve, que las nubes siguen cerca, que la angustia puede volver y quitarme de un golpe el aire de los pulmones.

[La imagen que encabeza el post es "Mano derecha", de Antonio Mas,  vale mucho la pena el poema que acompaña a la imagen]


No Quiero Olvidar

No quiero perderme en mi mismo laberinto. Las cosas que matan, las cosas que mueren, los días que inventan, las noches que invaden. Muchas cosas que se suceden a lo largo de nuestra vida, a pesar de en muchos casos, hacernos daño o doler porque ya ese instante termino, esas cosas que a veces son lo mismo y a veces no, no queremos olvidar. Otras queremos borrarlas para siempre y están grabadas en nuestras memorias y con su recuerdo nunca deja de existir esa lágrima en la mejilla, que tampoco se olvida. Yo quiero recordar para siempre cada instante, malo, bueno. no quiero olvidar los dias, las horas, los meses, los años. No quiero olvidar que hay mañanas que amanecen mejor, que hay sonrisas con motivos para seguir sonriendo, no quiero olvidar los “porque”, ni los “como” que a diario me pregunto. No quiero olvidar que ciertas miradas con solo ver sus ojos me basta para descifrar que esta pasando, no quiero olvidar, que mi mirada dice siempre algo más. No quiero olvidar que el mundo lo construyo yo cada minuto, y si pierdo un minuto pierdo mi mundo. No quiero olvidar que la risa no siempre es más fácil que el llanto, pero tampoco siempre es más divertida. No quiero olvidar que hay amores que duelen, amores que gozan y otros que ríen. No quiero olvidar algunos besos, algunos lugares, algunas personas. No quiero abandonar los días, las caricias, los perfumes que se siguen sintiendo, los mares de llanto. No quiero algún día olvidar como me sentía en mis cumpleaños de niña, o cuando abría un regalo al lado del arbolito de navidad. No quiero perder mi expresión mirando fuegos artificiales, no quiero nunca nunca perder mi sonrisa de esos momentos. La primera vez que vi la inmensidad del mar y me sentí tan chiquitita, mis muñecas, mis inventos, mis colecciones de miles de cosas diferentes. No quiero olvidar que ame y me amaron, que amo y aman. No quiero olvidarme de que el amor, existe. Y que suele doler mucho más que el desamor en algunas oportunidades. No quiero olvidar los besos que llevo contados. No quiero olvidar mi primer te amo, mi primer adiós. No quiero olvidar los llantos de cada 31 de diciembre. No quiero olvidar las historias, los caminos, los días felices, los días tristes. Las personas que están y las que se fueron, no quiero olvidar a todas aquellas se van a ir. No quiero olvidar, no quiero perder cosas, no quiero algún día dejar de sentir, no quiero que con el paso del tiempo me olvide de disfrutar el día a día. Aquellas tardes jugando en casa. Aquellos momentos, Aquellos años. Aquellos días. Aquella vida. No quiero olvidar que de a poco todo se olvida.