12 noviembre 2009

escena 1





Gritamos como desesperados. Morimos cuando vemos que las olas del mundo nos cubren y las velas de nuestra prepotencia y orgullo se rajan en dos y el mástil se parte en dos. Gritamos al ver que ni nuestra inteligencia ni nuestro poder, ni nada en los cual nos apoyamos son sustento, apoyo o ayuda.


Algunos días no soy yo misma. Porque mi Yo es demasiado oscuro como para que otros puedan verlo, ya demasiadas veces he visto cómo la gente retrocedía al ver esa cara, esas lágrimas, esas comisuras de los labios rozando el suelo. Por eso, a veces me levanto de la cama y me planto frente a la máquina expendedora de caras, de emociones, de disfraces, y me pongo una que pueda llevar a lo largo de la mañana en la casa, en la escuela,en la noche con boo. Para no preocupar, no alarmar, no provocar rechazo, porque a parte de todo si lo doy a demostrar al parecer provoco molestias y el "ay que exagerada".

Algunos días, ya digo, no soy yo misma. Y te encontrarás una sonrisa que no es la mía, que no es la que me nace de dentro y hace que mis ojos brillen. Aunque mi heman tan solo el conversar contigo es mi inyección de vida y me quito inmediatamente esa máscara y soy yo misma, provocando mi sonrisa mas sincera y llenando mis ojos de luz.O me verás más habladora que de costumbre, sólo para ocultar que no estoy en la conversación, que estoy perdida en mis adentros mientras lleno el silencio con cháchara intrascendente. Otras veces, quizá para esconder un Yo rabioso, enfadado con todo y con todos, y sobre todo conmigo, me pongo la máscara de niña dulce y solícita, de no haber roto un plato y no saber siquiera cómo hacerlo, de sumisión completa. Y me comeré la rabia, me tragaré el veneno que me carcomerá después por dentro, ácido corrosivo. Pero ni tú ni nadie lo imaginará, porque detrás de mi cara dulce no puede haber un monstruo enrabietado.

Algunos días, no muchos tampoco ya, pero algunos... no soy yo misma. Y me disfrazo, escojo una emoción que sea más aceptable que las que realmente llevo por dentro, y me visto con ella para acercarme a ti,a los demás. Así me muevo durante el día, quitándome la máscara sólo cuando me meto en la cama ya de noche y me cobijo bajo el edredón. Ahí sí, ahí ya no hay caretas, ahí ya me toca lidiar con mi Yo, me guste o no, porque uno puede engañar a los que le rodean, pero el autoengaño no puede durar mucho -y yo llevo conmigo ya muchos años-. Y tal vez sea por eso, por la confrontación conmigo misma de cada noche, que muchas mañanas las empiezo derrotada, se me hace un mundo el despertar y levantarme me cuesta una batalla.

Pero no lo soy. No puedo serlo, especialmente todo ese puñado de días que, a fuerza de esconderme no me encuentro, que me pierdo, que batallo en silencio cada movimiento... que me pongo una careta y no soy yo misma.

Y aún así heman, lo eres todo.

No Quiero Olvidar

No quiero perderme en mi mismo laberinto. Las cosas que matan, las cosas que mueren, los días que inventan, las noches que invaden. Muchas cosas que se suceden a lo largo de nuestra vida, a pesar de en muchos casos, hacernos daño o doler porque ya ese instante termino, esas cosas que a veces son lo mismo y a veces no, no queremos olvidar. Otras queremos borrarlas para siempre y están grabadas en nuestras memorias y con su recuerdo nunca deja de existir esa lágrima en la mejilla, que tampoco se olvida. Yo quiero recordar para siempre cada instante, malo, bueno. no quiero olvidar los dias, las horas, los meses, los años. No quiero olvidar que hay mañanas que amanecen mejor, que hay sonrisas con motivos para seguir sonriendo, no quiero olvidar los “porque”, ni los “como” que a diario me pregunto. No quiero olvidar que ciertas miradas con solo ver sus ojos me basta para descifrar que esta pasando, no quiero olvidar, que mi mirada dice siempre algo más. No quiero olvidar que el mundo lo construyo yo cada minuto, y si pierdo un minuto pierdo mi mundo. No quiero olvidar que la risa no siempre es más fácil que el llanto, pero tampoco siempre es más divertida. No quiero olvidar que hay amores que duelen, amores que gozan y otros que ríen. No quiero olvidar algunos besos, algunos lugares, algunas personas. No quiero abandonar los días, las caricias, los perfumes que se siguen sintiendo, los mares de llanto. No quiero algún día olvidar como me sentía en mis cumpleaños de niña, o cuando abría un regalo al lado del arbolito de navidad. No quiero perder mi expresión mirando fuegos artificiales, no quiero nunca nunca perder mi sonrisa de esos momentos. La primera vez que vi la inmensidad del mar y me sentí tan chiquitita, mis muñecas, mis inventos, mis colecciones de miles de cosas diferentes. No quiero olvidar que ame y me amaron, que amo y aman. No quiero olvidarme de que el amor, existe. Y que suele doler mucho más que el desamor en algunas oportunidades. No quiero olvidar los besos que llevo contados. No quiero olvidar mi primer te amo, mi primer adiós. No quiero olvidar los llantos de cada 31 de diciembre. No quiero olvidar las historias, los caminos, los días felices, los días tristes. Las personas que están y las que se fueron, no quiero olvidar a todas aquellas se van a ir. No quiero olvidar, no quiero perder cosas, no quiero algún día dejar de sentir, no quiero que con el paso del tiempo me olvide de disfrutar el día a día. Aquellas tardes jugando en casa. Aquellos momentos, Aquellos años. Aquellos días. Aquella vida. No quiero olvidar que de a poco todo se olvida.