03 marzo 2010

Elogios


  • ¿Mujeres fáciles? Yo soy una de ellas

    La facilidad es una cosa muy relativa. Hoy en mi clase de Garantías Individuales discutimos la clase de género referido al artículo 4 de nuestra Constitución y yo, me imaginé -pa´entender mejor, claro- la milenaria clasificación de las mujeres en:

  • La que se me antoja para un rato
    La que le presentaría a mi mamá


    Pónganle los títulos que quieran. Se dice por ahí, popularmente, que existen esas dos clases de mujeres. Las “fáciles” (las putas) y las “díficiles” (las virgencitas).

    A lo que yo me pregunto: ¿Qué de diferente tiene una mujer virgen que una no virgen? Qué una tiene más experiencia que otra, y si habláramos en estos términos, convendría más a un hombre aquella con más conocimiento en las artes amatorias que la otra. Pero desgraciadamente basamos nuestra concepción en esa idea retraida de que la mujer ideal es esa que se “da a respetar” y que no tiene suficientes fantasías sexuales, y que el sexo es algo que es de exclusivo goce para los machos. Las mujeres no tienen derecho a disfrutarse ni a masturbarse ni a tener todos los orgasmos que necesiten para sentirse plenas, por que las que se atreven, son unas putas.

    Muchos dirán que estas ideas se están reformando, que las cosas van cambiando. En algunos planos sociales pudiera parecer que si, aunque a veces somos las mismas mujeres las que nos saboteamos y etiquetamos mutuamente. Yo lo he hecho muchas veces, he llamado PUTA a otra sin antes mirarme en un espejo. Como dicen, PUTAS las que cobran. Yo lo hago por placer. Lo que me hace concluir que, lo que hace diferente a una mujer de otra no es con quien se acueste, ni con cuantos, sino sus razones para hacerlo. Quizás para mi es menos respetable hacerlo por dinero que por placer, pero hasta eso creo que es relativo.
    Dicen ellos que las prefieren vírgenes por que “las vírgenes son un reto”. ¿Sabes qué es un reto? que una no virgen quiera acostarse sólo contigo. Y es la verdad, finalmente que una virgen dé las nalgas no es tan complicado, -si no lo sabremos nosotras las mujeres...- basta con que te endulzen el oído –y sucio una que otra vez- y te complazcan en todo para que consideres realmente la posibilidad de hacerlo. Y de ahí, ya todo está hecho. Logren que una mujer experimentada sexualmente -¡Puta!- encuentre en ustedes todo lo que necesita para ser feliz. Eso si es un reto y no mamadas.

    Al final, las mujeres también tenemos instinto, y pasamos por un ciclo ovulatorio en el que nuestras hormonas se elevan a tal nivel que son capaces de nublarnos el pensamiento y el juicio. Las mujeres también pasamos por momentos en los que necesitamos un hombre exclusivamente para que lo que llevan colgado fue creado. Y eso no está mal. Eso no debería hacernos más o menos presentables o aceptables por sus mamás o por sus egos de macho.
    En conclusión, ¿Por qué al final el ser una mujer “fácil” es demasiado relativo? Porque una “fácil” para acostarse con alguien, quizá sea mucho más difícil de retener a tu lado que una “difícil” para acostarse contigo.
    La mujer que se acuesta con quien quiere y cuando quiere está consciente de que el hecho de no esforzarze de más en reprimir ese deseo no la hace menos valiosa que otra. Pero eso no quiere decir que cuando los sentimientos entran en acción y se meten en la cama, una no pueda poner entre sus piernas un letrero de “cerrado por exclusividad de derechos de admisión”. El problema es que a veces, ni siquiera se dan la oportunidad de investigar de qué clase de mujer se trata, antes de colgarle en la frente ese otro letrero de “La que se me antoja para un rato”, o bien “La que le presentaría a mi mamá”.


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No Quiero Olvidar

No quiero perderme en mi mismo laberinto. Las cosas que matan, las cosas que mueren, los días que inventan, las noches que invaden. Muchas cosas que se suceden a lo largo de nuestra vida, a pesar de en muchos casos, hacernos daño o doler porque ya ese instante termino, esas cosas que a veces son lo mismo y a veces no, no queremos olvidar. Otras queremos borrarlas para siempre y están grabadas en nuestras memorias y con su recuerdo nunca deja de existir esa lágrima en la mejilla, que tampoco se olvida. Yo quiero recordar para siempre cada instante, malo, bueno. no quiero olvidar los dias, las horas, los meses, los años. No quiero olvidar que hay mañanas que amanecen mejor, que hay sonrisas con motivos para seguir sonriendo, no quiero olvidar los “porque”, ni los “como” que a diario me pregunto. No quiero olvidar que ciertas miradas con solo ver sus ojos me basta para descifrar que esta pasando, no quiero olvidar, que mi mirada dice siempre algo más. No quiero olvidar que el mundo lo construyo yo cada minuto, y si pierdo un minuto pierdo mi mundo. No quiero olvidar que la risa no siempre es más fácil que el llanto, pero tampoco siempre es más divertida. No quiero olvidar que hay amores que duelen, amores que gozan y otros que ríen. No quiero olvidar algunos besos, algunos lugares, algunas personas. No quiero abandonar los días, las caricias, los perfumes que se siguen sintiendo, los mares de llanto. No quiero algún día olvidar como me sentía en mis cumpleaños de niña, o cuando abría un regalo al lado del arbolito de navidad. No quiero perder mi expresión mirando fuegos artificiales, no quiero nunca nunca perder mi sonrisa de esos momentos. La primera vez que vi la inmensidad del mar y me sentí tan chiquitita, mis muñecas, mis inventos, mis colecciones de miles de cosas diferentes. No quiero olvidar que ame y me amaron, que amo y aman. No quiero olvidarme de que el amor, existe. Y que suele doler mucho más que el desamor en algunas oportunidades. No quiero olvidar los besos que llevo contados. No quiero olvidar mi primer te amo, mi primer adiós. No quiero olvidar los llantos de cada 31 de diciembre. No quiero olvidar las historias, los caminos, los días felices, los días tristes. Las personas que están y las que se fueron, no quiero olvidar a todas aquellas se van a ir. No quiero olvidar, no quiero perder cosas, no quiero algún día dejar de sentir, no quiero que con el paso del tiempo me olvide de disfrutar el día a día. Aquellas tardes jugando en casa. Aquellos momentos, Aquellos años. Aquellos días. Aquella vida. No quiero olvidar que de a poco todo se olvida.